Thursday, January 29, 2009

A veces nos tratan como perros...

Un carnicero estaba a punto de cerrar su negocio cuando vio entrar un perro. Trató de espantarlo, pero el perro volvió. Nuevamente intentó espantarlo, pero entonces se dio cuenta de que el animal traía un sobre en el hocico.
Curioso, el carnicero abrió el sobre y en su interior encontró un billete de $500. Y una nota que decía: ¿Podría mandarme con el perro 1 Kg. de carne molida de res y 1/2 Kg. De pierna de cerdo? Asombrado, el carnicero tomó el dinero, colocó la carne molida y la pierna de cerdo en una bolsa y puso la bolsa junto al perro, pero olvidó el cambio. El perro empezó a gruñir y a mostrarle los colmillos. Al darse cuenta de su error, el carnicero puso el cambio del billete en la bolsa; el perro se calmó, cogió la bolsa en el hocico y salió del establecimiento. El carnicero, impresionado, decidió seguir al can y cerró a toda prisa su negocio. El animal bajó por la calle hasta el primer semáforo, donde se sentó en la acera y aguardó con la bolsa en el hocico a que la luz se pusiera en verde para poder cruzar.
Luego atravesó la calle y caminó hasta una parada de autobús, con el carnicero siguiéndole de cerca. En la parada, el perro vio llegar un autobús, se fijo que no era el correcto y siguió esperando hasta que llegó otro autobús. Cuando vio que era el correcto, subió seguido por el carnicero.
El carnicero, boquiabierto, observó que el can, sentado muy propio en un asiento, miraba por la ventana con atención, como tratando de reconocer el lugar donde debía apearse del autobús. De repente, el can se incorporó en el asiento y, erguido sobre las patas traseras, tocó el timbre para descender, siempre con la bolsa en el hocico. Perro y carnicero caminaron por la calle hasta que el animal se detuvo en una casa, donde puso las compras junto a la puerta y, retirándose un poco, se lanzó contra ésta, golpeándola fuerte. Repitió la acción varias veces, pero nadie respondió en la casa.

En el colmo del asombro, el carnicero vio al perro tomar la bolsa con su hocico, rodear la casa, saltar una cerca y dirigirse a una ventana. Una vez allí, tocó con las patas en el vidrio varias veces sin soltar la bolsa; luego regresó a la puerta.
En ese momento, un hombre abrió la puerta... ¡y comenzó a golpear al perro! El carnicero corrió hasta el hombre para impedirlo, diciéndole: 'Por Dios, amigo! ¿Qué es lo que está haciendo? ¡Su perro es un genio!... ¡Es ÚNICO!' El hombre, evidentemente molesto, respondió: ¡Qué genio ni qué la chingada! Esta es la segunda vez en esta semana que el muy pendejo olvida las llaves.... ¡y yo en el baño!

Moraleja: Por más que te esfuerces y cumplas más allá de tu deber en el trabajo, a los ojos de un jefe cabron siempre estarás por debajo de lo que él quiere.

9 comments:

Malhechecito said...

Ja ja ja pobre perrito ja ja ja, pero muy cierto, ha habido trabajos que por mas que trataba de quedar bien siempre habia alguien que hacia que fuera todo lo contrario, a Dios gracias en mi trabajo si nos aprecian, estoy muy agusto.
Un saludo y ojala y no se me olviden las llaves je je je

Anonymous said...

Caray ya me deprimí...

Así trabajé un tiempo y es cierto, mucha exigencia y poco reconocimiento.

Terminas por renunciar o por hacerte mediocre.

Saludos,

Anonymous said...

Pobrecito mi patron .... piensa que el pobre soy yo ....


saludos..


don Diego, Luisa & RKTO

Elenilla said...

Pobre perrito, me ha dado pena...

Yo he tenido jefes cabrones que no valoraban lo que hacías, pero también jefes buenos que te animaban a seguir con lo que hacías y se veía que apreciaban tu ayuda y trabajo. Es cuestión de suerte.

Besitos

chüpetina said...

:D:D:D:D:D

pobre chuuuuucho :D

besos babosos

la burbuja de yol said...

pobre perrito!!!, pero si es cierto. triste realidad. saludos :)

Oon said...

Hola! vengo con retraso , después de la gripe .
Pués bien , te digo , no hay nada cómo caer bien , lo malo és que los jefes van canbiando , y cuando llega uno nuevo hay que adaptarse a lo que pide , así una y otra vez.
!saludos!

Anonymous said...

QUE GACHA SOY, ME REI AL FINAL...PERO ES CIERTO, ASI SON ALGUNOS JEFES. UN DIA HABLARE DE MI JEFE DE TRES AÑOS, ESE ES TODO UN CASO.

SALUDOS ALEJANDRINA!

Anonymous said...

Si, probablemente lo sea